La gestión de riesgos implica establecer una cultura y una metodología estructural dentro de la empresa que permita administrar eficazmente los riesgos propios de su actividad o riesgos asociados, procediendo a identificar, analizar, evaluar, tratar y actuar sobre las circunstancias que los generen. De esta manera, se generan acciones preventivas y correctivas con la finalidad de minimizar las situaciones no deseadas que en la mayoría de los casos acarrean consecuencias serias sobre la integridad de las personas o el patrimonio.

Muchas veces se adoptan medidas o programas sobre el personal con muy buenas intenciones pero careciendo de una visión global sobre el impacto de ellas en términos de seguridad. La gestión de riesgos tiende a maximizar la rentabilidad de las organizaciones y asegurar la ausencia de conflictividades interpersonales. De ese modo se elimina la incertidumbre que ocasiona la improvisación, la falta de gestión y la desorganización que producen un alto impacto sobre la producción y pérdidas importantes para la empresa.

La seguridad se fundamenta en políticas proactivas estratégicamente preventivas, procedimientos, medidas de seguridad y compromisos humanos. Las vulnerabilidades atentan contra la seguridad de la empresa, perjudican la capacidad productiva y operativa, influyen en la afectación y pérdidas de los recursos humanos llegando a comprometer el desarrollo y permanencia de la empresa. Por lo tanto, se requiere fundamentalmente de nuevas herramientas de gestión capaces de proporcionar una respuesta eficiente dentro del marco normativo. Se trata, esencialmente, de que dicho sistema sea capaz de implantar una gestión eficaz ante cada una de estas exigencias.

Resulta de vital relevancia que un buen plan de seguridad tenga un enfoque estratégico sustentado por el nivel de riesgos que tiene el negocio. Esto nos permitirá establecer las medidas preventivas que conduzcan al desarrollo de los procesos, política y programas más adecuados para la seguridad integral de la organización.